Tramesa, socio de FAPROVE, junto con la empresa Transitalia, ha anunciado que en noviembre de 2024 se consolidará la cuarta frecuencia semanal de la autopista ferroviaria que conecta el puerto de Valencia con la terminal de Abroñigal, en Madrid. Actualmente, se están llevando a cabo las últimas pruebas antes de que esta ampliación del servicio sea una realidad, lo que supondrá un avance significativo en el transporte de mercancías entre ambos polos logísticos. Con esta nueva frecuencia, el proyecto alcanzará un total de cuatro trayectos semanales de ida y vuelta, un paso clave en su desarrollo.

La autopista ferroviaria Valencia-Madrid, inaugurada oficialmente en julio de 2024, ha ido creciendo de manera progresiva. Los primeros trenes comenzaron a circular en junio, y desde entonces el servicio ha experimentado una evolución positiva. Sin embargo, tanto Tramesa como Transitalia reconocen que todavía queda mucho por mejorar. Según Juan Carlos Arocas, director de Transitalia para Iberia, “cuatro trenes a la semana es poco, lo ideal sería triplicar esa cantidad”. Arocas ha señalado que, aunque existe ambición por expandir el servicio, no hay prisa por alcanzar esa meta. “Estamos enfocándonos en consolidar los tráficos actuales hacia Madrid”, ha añadido.

Futuro prometedor: la conexión con Portugal

Mirando hacia adelante, Tramesa y Transitalia también tienen entre sus planes la expansión de la autopista ferroviaria hacia Portugal. Este proyecto permitiría conectar Madrid con el país vecino a través de Extremadura, completando así una red de autopistas ferroviarias que potenciaría el transporte intermodal en la península ibérica. Según Jesús Calvo, director general de Tramesa, la nueva autopista ferroviaria podría estar operativa a finales de 2025 o principios de 2026. No obstante, el proyecto aún está sujeto a diversas validaciones técnicas y medioambientales, y continúa en fase de negociación con entidades clave como Adif, el Ministerio de Transportes y las autoridades portuguesas.

Este nuevo enlace reforzaría las relaciones comerciales entre España y Portugal, facilitando el tránsito de mercancías y ofreciendo una alternativa más sostenible al transporte por carretera. Aunque el horizonte para la puesta en marcha de esta conexión está claro, todavía queda mucho trabajo por delante en términos de infraestructura y regulación.

La importancia de optimizar infraestructuras existentes

El proyecto de la autopista ferroviaria ha despertado también las preocupaciones del colectivo de cargadores y transportistas, que utilizan el puerto de Valencia como centro de sus operaciones de importación y exportación. Uno de los principales reclamos del sector es el mayor aprovechamiento de las infraestructuras ferroviarias ya existentes, algunas de las cuales están infrautilizadas o en deterioro. Ricardo Gabaldón, alcalde de Utiel y diputado en la Diputación de Valencia, ha sido particularmente crítico, señalando que «nuestra línea se ha dejado morir, lo que perjudica a las empresas, las mercancías y las personas».

Por su parte, Manuel Noalles, director general de Noalles y Balanzá, ha subrayado que es esencial utilizar al máximo las infraestructuras ya construidas para no cometer errores de planificación a largo plazo. “Tenemos silos impresionantes parados, mientras pensamos en hacer otro tipo de conexiones. En el futuro, esto se verá como un error”, afirmó Noalles.

Nuevas oportunidades y desafíos

Aunque tanto Tramesa como Transitalia han manifestado su disposición a explorar nuevas autopistas ferroviarias en España y Portugal, su prioridad en estos momentos es consolidar la autopista Valencia-Madrid. “Por ahora, tenemos bastante con este proyecto”, ha comentado Jesús Calvo, dejando claro que la expansión futura dependerá de la evolución de la demanda y la capacidad operativa.

La consolidación de la cuarta frecuencia semanal en la autopista ferroviaria Valencia-Madrid representa un paso importante en el fortalecimiento del transporte ferroviario de mercancías en la península. Con vistas a una posible expansión hacia Portugal en los próximos años, este proyecto tiene el potencial de transformar la logística intermodal en la región, siempre que se logren superar los desafíos técnicos y se optimicen las infraestructuras ya disponibles.